Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк (лучшие книги .txt) 📗
Me costo trabajo decidirme. Agarre el papel ylo sostuve en la mano. Estaba temblando, porque tenia que decidir para siempre entre dos cosas, y lo sabia. Lo mire un minuto, como conteniendo el aliento, y despues me dije:
«?Pues vale, ire al infierno!», y lo rompi.
Eran ideas y palabras terribles, pero ya estaba hecho. Asi lo deje, y no volvi a pensar mas en lo de reformarme. Me lo quite todo de la cabeza y dije que volveria a ser malo, que era lo mio, porque asi me habian criado, y que lo otro no me iba. Para empezar, iba a hacer lo necesario para sacar a Jim de la esclavitud, y, si se me ocuria algo peor, tambien lo haria, porque una vez metidos en ello, igual daba ocho que ochenta.
Despues me puse a pensar en como conseguirlo y le di un monton de vueltas en la cabeza, hasta que encontre un plan que me iba bien. Asi que vi cual era la posicion de una isla arbolada que estaba un poco rio abajo, y en cuanto empezo a oscurecer un poco sali a escondidas con mi balsa y la escondi alli, y despues me acoste. Dormi toda la noche y me levante antes de que amaneciera, desayune, me puse la ropa de la tienda y el resto en un hatillo y tome la canoa para ir a tierra. Llegue a donde me parecio que debia de estar la casa de Phelps y escondi el hatillo en los bosques; despues llene la canoa de agua y de piedras y la hundi donde pudiera volver a encontrarla cuando quisiera, mas o menos un cuarto de milla abajo de un pequeno molino de vapor que habia en la orilla.
Despues me puse en camino, y cuando pase por el molino vi un letrero que decia «Serreria de Phelps», y cuando llegue a las casas, dos o trescientas yardas mas alla, estuve muy atento, pero no se veia a nadie, aunque ya habia amanecido del todo. Pero no me importo porque todavia no queria encontrarme con nadie: solo queria ver como era todo aquello. Segun mi plan iba a aparecer alli, viniendo del pueblo, y no desde el rio. Asi que eche un vistazo y me encamine derecho al pueblo. Bueno, al primero que vi al llegar fue al duque. Estaba poniendo un cartel de «La Realeza Sin Par» (tres representaciones), igual que la otra vez. ?Que cara mas dura tenian aquellos dos sinverguenzas! Me plante a su lado antes de que el pudiera ni moverse. Parecio asombrarse y dijo:
—?Hola! ?De donde sales tu? —y despues anade, como si estuviera muy contento—: ?Donde esta la balsa? ?La has puesto en buen sitio?
Y yo conteste:
—Hombre, eso era lo que iba a preguntar yo a vuestra gracia.
Entonces no parecio estar tan contento y pregunto:
—?Por que me lo ibas a preguntar a mi?
—Bueno —voy y digo yo—, cuando vi al rey ayer en aquella taberna me dije que tardariamos horas en llevarnoslo a casa hasta que se hubiera serenado, asi que me puse a dar vueltas por el pueblo para hacer tiempo y esperar. Vino un hombre que me ofrecio diez centavos si lo ayudaba a llevar un bote al otro lado del rio y a volver con una oveja, asi que me fui con el; pero cuando la estabamos llevando al bote y el hombre me dio la cuerda y fue detras del bote para empujar, la oveja resulto demasiado para mi solo y se solto y se echo a correr, y nosotros detras de ella. No teniamos perro, asi que tuvimos que correr tras ella por todo el campo hasta que se canso. No la pescamos hasta el anochecer; despues la llevamos al otro lado y yo me fui hacia la balsa. Cuando llegue y vi que habia desaparecido me dije: «Se han metido en lios y se han tenido que ir, y se han llevado a mi negro, que es el unico negro que tengo en el mundo, y ahora estoy en un pais extrano y no tengo nada mio, no me queda nada de nada ni tengo forma de ganarme la vida», asi que me sente a llorar. Me quede dormido en el bosque toda la noche. Pero, entonces, ?que ha pasado con la balsa? … Y Jim. ?Pobre Jim!
—Que me ahorquen si lo se; me refiero a lo que ha pasado con la balsa. El viejo imbecil hizo un negocio y saco cuarenta dolares, y cuando lo encontramos en la taberna, unos patosos se habian puesto a jugarse medios dolares con el y le habian sacado hasta el ultimo centavo salvo lo que se habia gastado en whisky, y cuando fui a llevarlo a casa a ultima hora de la noche y vimos que habia desaparecido la balsa nos dijimos: «Ese pequeno sin verguenza nos ha robado la balsa y se nos ha escapado rio abajo».
—No me iba a escapar sin mi negro, ?no? El unico negro que tenia en el mundo, mi unica propiedad.
—Eso no se nos habia ocurrido. La verdad es que calculo que habiamos llegado a considerarlo como nuestro negro; si, eso es; Dios sabe que nos habiamos molestado bastante por el. Asi que cuando vimos que habia desaparecido la balsa y nosotros sin un centavo, no quedaba mas remedio que intentar otra vez «La Realeza Sin Par». Y aqui ando desde entonces, mas seco que un desierto. ?Donde estan esos diez centavos? Damelos.
Yo tenia bastante dinero, asi que le di diez centavos, pero le rogue que se lo gastara en algo que comer y que me diera algo, porque no tenia mas dinero y no comia desde ayer. No dijo ni palabra. Al momento siguiente se me echo encima diciendo:
—?Crees que ese negro se va a chivar de nosotros? ?Como se chive le sacamos la piel a tiras!
—?Como va a chivarse? ?No se ha escapado?
—?No! El viejo imbecil lo vendio y no lo repartio conmigo y ahora ya no queda nada.
—?Que lo ha vendido? —dije, y me eche a llorar—; pero si era mi negro, asi que era mi dinero. ?Donde esta? Quiero a mi negro.
—Bueno, no te va a llegar tu negro y se acabo, asi que basta de lloriquear. Vamos: ?crees que te atreverias a chivarte de nosotros? Que me cuelguen si me fio de ti. Caray, si fueras a chivarte de nosotros…
Se callo, pero nunca habia visto al duque lanzar una mirada tan horrible. Yo segui llorando y dije:
—No quiero chivarme de nadie, y ademas no tengo tiempo de hacerlo; tengo que buscar a mi negro.
Parecia como molesto y se quedo con los programas revoloteandole encima del brazo, pensando y arrugando la frente. Por fin dijo:
—Te voy a decir una cosa. Tenemos que pasar aqui tres dias. Si prometes que no te vas a chivar y que no vas a dejar que se chive el negro, te digo donde esta.
Asi que se lo prometi y el continuo:
—Un campesino que se llama Silas Ph…
Y despues se callo. O sea, que habia empezado a contarme la verdad, pero cuando se callo y empezo a pensar y a reflexionar, calcule que estaba cambiando de opinion. Y eso era. No se fiaba de mi; queria asegurarse de que no le iba a crear problemas los tres dias enteros. Asi que al cabo de un momento va y dice:
—El hombre que lo compro se llama Abram Foster, Abram G. Foster, y vive cuarenta millas campo a traves, en el camino de Lafayette.
—Muy bien —dije yo—. Eso lo puedo recorrer en tres dias. Y me marcho esta misma tarde.
—No, ni hablar, te marchas ahora mismo, y no pierdas el tiempo ni te pongas por ahi a charlar. Ten la boca bien cerrada y ponte en marcha; asi no tendras ningun problema con nosotros, eme oyes?